The Nizkor Project: Remembering the Holocaust (Shoah)

Los escritores sobre el "Holocausto" afirman que los nazis podían cremar cuerpos en unos diez minutos ¿Cuánto tiempo lleva incinerar un cadáver, según diversos operarios profesionales de crematorios?


42. Los escritores sobre el "Holocausto" afirman que los nazis podían cremar cuerpos en unos diez minutos ¿Cuánto tiempo lleva incinerar un cadáver, según diversos operarios profesionales de crematorios?

El IHR dice (edición original):

Unas dos horas.
En la edición revisada:
Aproximadamente hora y media, aunque los huesos más grandes requieren un segundo procesamiento.
Nizkor responde:
¿En qué quedamos, hora y media o dos horas? Más recientemente, los negadores del Holocausto han empezado a apoyarse en el testimonio de Ivan Lagace, que al parecer dijo en el juicio a Zündel, y más adelante
ante la prensa que incinerar cada cuerpo lleva entre seis y ocho horas.

El IHR insiste una y otra vez en quejarse de que los testimonios de los supervivientes se contradicen en detalles técnicos como el tiempo de cremación - y no pueden ponerse de acuerdo entre ellos.

La discrepancia entre las estimaciones del IHR y el tiempo real (unos 30 minutos) es importante, dado que el IHR está confundiendo los crematorios industriales y militares con los crematorios de los cementerios de hoy en día.

Cuando dicen "operarios profesionales de crematorios", se refieren a gente como Lagace, cuyo trabajo consiste en cremar un único cuerpo cada vez, dentro de un ataud, en un horno diseñado para convertir incluso los huesos más grandes en unas finas cenizas que se llevarán los familiares del difunto. Esta situación, evidentemente, no es comparable con la que había en Auschwitz-Birkenau durante la Segunda Guerra Mundial.

Por ejemplo, a Lagace jamás se le ocurriría mezclar las cenizas de un cadáver con las de otro. Lagace y el IHR olvidan que se podían meter dos o tres cadáveres demacrados en cada "nicho". Esto, por supuesto, jamás se haría en un incinerador civil.

Asimismo, los hornos de Auschwitz estaban diseñados para funcionar continuamente, usando el calor producido por las incineraciones de cadáveres realizadas antes y manteniéndolo así para los siguientes cuerpos. Después de encender los hornos con coque al empezar el día hasta que alcanzaban la temperatura adecuada, apenas requerían un poco más de combustible para funcionar. Esto es una técnica bien documentada
(ver Gutman et al., Anatomy of the Auschwitz Death Camp, 1994, pp. 185-187ff). Lagace afirma que ha de haber un periodo de "enfriamiento" entre cada incineración, lo cual demuestra una profunda ignorancia por su parte sobre el funcionamiento de estos hornos. Lagace dice que un ciclo continuo de operación habría causado averías en los hornos de Auschwitz, pero una vez más no es capaz de entender la diferencia entre un crematorio civil y un crematorio industrial militar.

Habitualmente el operario de un horno crematorio convencional quemará el cadáver durante un periodo de tiempo para eliminar todo resto de carne carbonizada, es decir, para blanquear los huesos. Aún así, este proceso hace que el tiempo total de incineración acabe siendo sólo de entre dos y cuatro horas, y no las entre seis y ocho horas de Lagace. Lagace olvida que estos detalles no tenían importancia para los nazis. Pero estos errores y otros aparecen en la respuesta a la pregunta 45.

Aparte de los errores comentados, los tiempos de incineración son totalmente incuestionables. En 1939, se concedió a la firma Topf e Hijos un contrato para construir un horno en Dachau con una capacidad estimada de un cadáver por hora y nicho (teniendo dos nichos). Incrementando la presión del aire, en julio de 1940 fabricaron un horno que podía incinerar dos cadáveres por hora y nicho (de nuevo, teniendo dos nichos). Necesitaba unas tres horas de mantenimiento al día, algo muy lejos de las doce horas por día de las que habla el IHR en la pregunta 45. (Ver Gutman et al., op. cit., pp. 185-186, 189-190.)

Los crematorios que fueron instalados en Auschwitz-Birkenau eran de capacidad industrial. Eran capaces de procesar varios cadáveres por nicho en una media hora, y podían funcionar durante días seguidos sin necesidad de mantenimiento. (Hubo sin embargo algunas dificultades a veces, y varios de los hornos estuvieron fuera de servicio durante meses). Se le concedió a Topf e Hijos una patente en 1951, y la patente establece la capacidad de  cremación en un cadáver cada media hora.

Se dispone de una fotografía de los hornos del Krema II.


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