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Engaño y Tergiversación
Técnicas de Negación del Holocausto

Bombas Atómicas Nazis
Parte 1 de 2


Autor: Jamie McCarthy

El juez Robert H. Jackson, que dirigía la acusación americana del Tribunal de Nuremberg, interrogó a Albert Speer el 21 de junio de 1946. El Sr. Jackson estaba tratando de aclarar quién tomó y cómo la decisión de llegar a la "guerra total", la decisión de los líderes nazis de combatir hasta que Alemania fuera total y definitivamente derrotada. Esto se relacionaba con uno de los cargos contra los acusados, el de "crímenes contra la paz". (Speer, casualmente, fue absuelto de este cargo en la sentencia, tres meses después [1]).

Este contexto - tratar de establecer los hechos de la "guerra total" - se convierte en algo muy importante en la página 529 de la transcripción del juicio, así que el lector tendrá que disculpar varias citas de las páginas que tratan sobre este punto.

Por ejemplo, Jackson preguntó acerca de la propuesta de retirarse de la Convención de Ginebra cuando se acercaba el final de la guerra. Speer comentó:

Speer: Esta propuesta, como ya declaré ayer, fue hecha por el Dr. Goebbels. Se hizo después del bombardeo de Dresde [15 de febrero de 1945], pero antes de esto, desde otoño de 1944, Goebbels y Ley hablaron con frecuencia de intensificar el esfuerzo de guerra en todo lo posible, así que me quedó la impresión de que Goebbels estaba tratando de usar el ataque a Dresde y la irritación que creó como una excusa para salir de la Convención de Ginebra. [2]
La siguiente pregunta del Sr. Jackson trataba del deseo de los nazis de usar gas nervioso en el campo de batalla:
Jackson: Bien, ¿se hizo entonces una propuesta para emplear armamento químico?

Speer: no me fue posible, a través de mi observación directa, saber si se estaba preparando el empleo de armas químicas, pero supe a través de personas que trabajaban con Ley y Goebbels que estaban discutiendo el uso de dos nuevos gases de combate, el tabun y el sarín.[3]

Las siguientes preguntas trataron de la campaña de bombardeos con cohetes contra Inglaterra, que no fue eficiente desde una perspectiva militar, pero (se supone) mantuvo la moral alemana, y entonces el Sr. Jackson volvió a hacer algunas preguntas sobre los gases nerviosos.

En la página 529 de la transcripción, el Sr. Jackson preguntó por una historia de la propaganda nazi destinada a elevar la moral del pueblo alemán. Comenzamos citando una pregunta y su respuesta anterior a la historia de propaganda, para que el lector vea que no se ha sacado de contexto la cita:

Jackson: ¿Quién se encargaba de los experimentos con gases?

Speer: Por lo que yo sé, el departamento de investigación y desarrollo de la O.K.H. en la oficina del Ejército. No puedo decirlo con seguridad.

Jackson: Y también se realizaron ciertos experimentos e investigaciones sobre la energía atómica, ¿no?

Speer: No habíamos llegado tan lejos, por desgracia, porque nuestros mejores expertos en investigación atómica habían emigrado a América, haciéndonos retroceder en nuestras investigaciones, por lo que aún habríamos necesitado uno o dos años más para lograr algún resultado en la fisión atómica.

El Sr. Jackson hizo un comentario irónico:
Jackson: La política de expulsar de Alemania a todo aquel que no estuviera de acuerdo con ustedes no produjo buenos dividendos, ¿verdad?

Speer: Especialmente en este área supuso una gran desventaja para nosotros.

Entonces volvió a la línea seguida en el interrogatorio:
Jackson: Tengo cierta información que ha llegado a mis manos sobre un experimento realizado cerca de Auschwitz, y querría preguntarle si usted lo conocía u oyó hablar de él. La finalidad del experimento era encontrar una manera rápida y total de eliminar personas sin los retrasos y molestias de las ejecuciones, los gaseamientos y las incineraciones, como se hizo, y este es el experimento según lo que he descubierto. Se construyó un pueblo, un pequeño pueblo con estructuras temporales, y se instaló en él a unos 20.000 judíos. Por medio de esta nueva arma de destrucción, estas 20.000 personas fueron erradicadas casi instantáneamente, y de una manera tal que no quedó ni un resto de ellos; desarrolló, el explosivo desarrolló temperaturas de entre 400 y 500 ºC y los destruyó a todos sin dejar ni una traza.

¿Sabe usted algo de este experimento?

Speer: No, y lo considero improbable. Si hubiéramos estado preparando un arma así, lo habría sabido. Pero no teníamos un arma así. Está claro que en el campo de la guerra química, ambos bandos realizaron investigaciones sobre todas las armas que uno pueda imaginarse, porque no se sabía qué bando podría comenzar a emplear armamento químico.

Con su siguiente pregunta, el Sr. Jackson aclaró por qué había preguntado por esta historia, esta "información que había llegado a sus manos".
Jackson: Así, pues, ¿se exageraron los informes sobre una nueva arma secreta con el fin de que el pueblo alemán siguiera apoyando la guerra?

Speer: Eso fue lo que se hizo, sobre todo durante la última fase de la guerra. Desde agosto, o más bien junio o julio de 1944, visité con frecuencia el frente. Visité unas 40 divisiones de primera línea en sus sectores, y no hice más que ver que las tropas, al igual que el pueblo alemán, depositaban sus esperanzas en una nueva arma, armas nuevas y superarmas que, sin requerir el uso de soldados, sin fuerzas armadas, otorgarían la victoria. Esta creencia es el secreto que consiguió que tanta gente de Alemania ofreciera sus vidas, aunque el sentido común les dijera que la guerra no tenía solución. Creían que en un futuro cercano, esa arma iba a aparecer.

En este punto, está claro que Jackson y Speer estaban de acuerdo en que los "informes... sobre una nueva arma secreta" tenían fines propagandísticos. Sin embargo, de nuevo para que el lector esté seguro de las intenciones de Jackson, aquí está el testimonio al completo. Speer sigue diciendo:
Le escribí a Hitler sobre esto, y también intenté en varios discursos, incluso ante los líderes de propaganda de Goebbels, combatir esta creencia. Tanto Hitler como Goebbels me dijeron, sin embargo, que esto no era propaganda suya, sino que era un sentimiento que había ido creciendo entre la gente. Sólo aquí, cuando he llegado al banquillo en Nuremberg, Fritzsche me ha dicho que esta propaganda era distribuida sistemáticamente entre la gente a través de diversos canales, y que el
SS Standartenführer (Coronel de las SS) Berg era el responsable. He visto claras muchas cosas desde entonces, porque este hombre, Berg, era un representante del Ministerio de Propaganda y con frecuencia acudía a encuentros, grandes sesiones de mi Ministerio, dado que estaba escribiendo artículos sobre estas sesiones. Allí oyó nuestros planes futuros, y usó estos conocimientos para hablar a la gente con más imaginación que verdad.

Jackson: ¿Cuándo se vio que la guerra estaba perdida? Tengo la impresión de que usted sentía que en parte era su responsabilidad sacar al pueblo alemán de la guerra sufriendo la menor destrucción posible. ¿Describe esto bien su actitud?

Speer: Sí, pero no sólo tenía este sentimiento hacia el pueblo alemán. Sabía de sobra que igualmente había que evitar la destrucción que estaba teniendo lugar en los países ocupados. Esto era tan importante para mi desde un punto de vista realista, que me dije a mi mismo que después de la guerra, la responsabilidad de esta destrucción no recaería en nosotros, sino en el siguiente gobierno alemán, y en las futuras generaciones alemanas.

Jackson: Usted empezó a estar en contra de la gente que quería continuar la guerra hasta las últimas consecuencias, porque usted quería que Alemania tuviera una oportunidad de regenerar su vida. ¿No es así? Mientras que Hitler adoptó la postura de que si él no podía sobrevivir, no le importaba que Alemania sobreviviera o no.

Speer: Es cierto, y nunca antes tuve el valor de decir esto, hasta que he llegado a este Tribunal no me había sido posible probarlo con la ayuda de algunos documentos, porque esa frase de Hitler es monstruosa. Pero la carta que le escribí el 29 de marzo, en la que confirmo esto, demuestra que él dijo eso.

Jackson: Bien, si se me permite el comentario, no es nuevo para nosotros el que ese fuera su punto de vista. Creo que se vio en la mayoría de países que ese era su punto de vista.

Sigamos. ¿Estaba usted con Hitler en el momento en el que recibió el telegrama de Göring, en el que éste sugería que se le cediera el poder? [4]

En este momento, Jackson había logrado lo que buscaba: dejar claro que Hitler y los otros líderes nazis estaban decididos a llevar adelante la guerra total.

Una página más adelante, Jackson describiría la situación así: "Usted tiene 80 millones de personas cuerdas y sensatas que se enfrentan a la destrucción; y tiene a una docena de personas que las llevan hacia la destrucción, y usted es incapaz de detenerles". Y en la página siguiente: "Bien, ahora- Hitler está muerto; asumo que usted lo acepta- así que ahora le toca al Diablo hacer su trabajo. [...] Pasemos al Número 2, que nos ha dicho que estaba a favor de luchar hasta el final". [5]

Hitler, al estar muerto, no estaba presente para responder de los cargos por crímenes contra la paz y por provocar una guerra de agresión destructiva. Pero el Número 2, Göring, sí estaba. Se acusó a Göring por todos los cargos. [6]


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