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Engaño y Tergiversación
Técnicas de Negación del Holocausto

El Gambito Mayer


Aunque los planteamientos de Mayer son ciertamente controvertidos, como demuestra el ADL, de ninguna manera son negadores. Ni, hay que insistir, el ADL le considera de ninguna manera ni forma un nazi, un antisemita o un negador del Holocausto.

Mayer es un verdadero revisionista académico- cuestiona la versión aceptada de la Historia del Holocausto con respecto a la cronología de las decisiones y los motivos de los actores, y sugiere alternativas. No niega el hecho en sí, como sugieren los que emplean el "Gambito Mayer": el intento nazi de exterminio del pueblo judío.

Como dice el ADL, el revisionismo de Mayer se basa en que no cree que el intento fuera premeditado, sino que fue más bien una reacción a los reveses nazis durante la campaña del Este. La reacción de Mayer a la atención que le han prestado aquellos a los que él llama "rechazadores" nos la muestra el ADL:

El mismo Mayer respondió a la promoción de su trabajo en el número del 15 de octubre de 1989 de Asbury Park Press diciendo que "los rechazadores tratan de apropiarse de una o dos frases de un libro de 500 páginas. Y cuando tienes amigos como ésos, no necesitas enemigos. Envenenan el debate". [7]
Para el negador, quizás la prueba más importante del "Mito del Holocausto" es esta frase de Mayer:
"No hay duda de las muchas contradicciones, ambigüedades y errores de las fuentes existentes. Esto no se puede ignorar..." [8]
Obviamente, quieren concluir que si hay errores, contradicciones y ambigüedades, se han de descartar todas las pruebas.

Lo que el negador no quiere es que pensemos en la naturaleza de esos errores, contradicciones y ambigüedades.

Una de las contradicciones es el número de víctimas. Dado que no se conserva ningún registro preciso de los que eran seleccionados para el gaseamiento nada más llegar a
Auschwitz, diferentes personas establecen diferentes estimaciones. Los negadores querrían que aceptáramos que si hay estimaciones que se contradicen, no prueban nada - ¡y por tanto, los gaseamientos no existieron!

Otros errores y ambigüedades tienen que ver con detalles triviales como el número de pasos que había que dar para entrar en un sótano, o el número de puertas de una sala en particular, pero cualquier policía le podrá asegurar que incluso los testigos de un simple accidente de tráfico se contradicen en detalles así.

Aunque todos estén de acuerdo en que un conductor se saltó un semáforo en rojo a gran velocidad y causó así el accidente, pueden no estar de acuerdo en el color del vehículo, o en lo que se dijo justo después del accidente - pueden equivocarse con respecto a todos estos detalles. Los principios de la lógica negadora obligan a que, en un caso así, usted concluya que el conductor que se saltó el semáforo no es el responsable del accidente, o que el accidente nunca tuvo lugar.

Sin embargo, aunque los negadores que recurren al Gambito de Mayer quieren que creamos que Mayer no cree ni una sola de las afirmaciones sobre las cámaras de gas, si vemos las citas en el contexto correcto es completamente obvio que esto es totalmente falso.

El comentario de O'Keefe ofrece un interesante ejemplo del desprecio negador a la inteligencia de su audiencia en las frases que preceden a las citadas al principio de esta sección:

Otra táctica (o fallo) de Denying The Holocaust, es el empleo de la omisión - la omisión de todo tipo de hechos pertinentes, argumentos, escritos, personajes y conocimientos de los estudiosos revisionistas.

Lipstadt parece conocer sólo a medias las investigaciones y obras revisionistas. Su libro no hace ninguna mención a autores revisionistas clave como Wilhelm Stäglich, Fritz Berg, Carlo Mattogno y Enrique Aynat.[9]

Dado que el Sr. O'Keefe dice que la omisión es uno de los fallos del trabajo de Lipstadt, creemos que sería instructivo incluir los comentarios de Mayer como el cierre de este artículo, completos y en su contexto. Dejamos en manos del lector, cuando se enfrente al Gambito Mayer, decidir quién está cometiendo un pecado de omisión:
Las fuentes para el estudio de las cámaras de gas son raras y poco fiables. Aunque Hitler y los nazis no convirtieron en un secreto su guerra contra los judíos, los miembros de las SS eliminaron a conciencia toda traza de sus actividades y herramientas asesinas. No ha llegado hasta nosotros ninguna orden escrita de los gaseamientos.

Las SS no sólo destruyeron la mayoría de los archivos de los campos, que de todas maneras no estaban completos, sino que además destruyeron casi todas las instalaciones de gaseamiento y cremación mucho antes de que llegaran las tropas soviéticas. Asimismo, se fue cuidadoso en la eliminación de los huesos y cenizas de las víctimas.

La mayoría de lo que se sabe se basa en las declaraciones de oficiales nazis y verdugos en juicios de posguerra, y en los recuerdos de los supervivientes y los testigos. Hay que analizar cuidadosamente estos testimonios, dado que pueden sufrir la influencia de factores subjetivos de gran complejidad.

Los diarios son escasos, así como los documentos auténticos sobre la creación, comunicación y realización de la política de exterminio. Pero todavía pueden aparecer pruebas adicionales. Es posible que aparezcan diarios privados y papeles oficiales. Dado que Auschwitz y Majdanek, así como los cuatro centros exclusivamente dedicados al exterminio, fueron liberados por el Ejército Rojo, los archivos soviéticos pueden incluir pruebas significativas cuando sean abiertos. Asimismo, las excavaciones en los lugares del exterminio y su entorno pueden también proporcionar nueva información.

Mientras tanto, no se puede negar que hay muchas contradicciones, ambigüedades y errores en las fuentes existentes. Esto no se puede ignorar, aunque se debe destacar que estos defectos no son suficientes para cuestionar el uso de cámaras de gas en el asesinato masivo de judíos en Auschwitz. Lo mismo es cierto para las estimaciones y extrapolaciones que se contradicen sobre el número de víctimas, dado que no hay estadísticas fiables con las que trabajar. Al igual que el hecho de la masacre de judíos en Auschwitz no depende del uso de cámaras de gas, el crimen del gaseamiento no depende del número exacto de judíos gaseados.[10] [Negrita de Nizkor]


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