[an error occurred while processing this directive] Nuremberg, crimenes de guerra, crimes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
27 de febrero a 11 de marzo de 1946

Sexagésimo Noveno Día: Miércoles, 27 de febrero de 1946
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(SEVERINA SHMAGLEVSKAIA subió al estrado).

EL PRESIDENTE:

P: ¿Puede lo primero de todo decirme su nombre?

R: Severina Shmaglevskaia.

P: Repita este juramento: juro ante Dios Todopoderoso que le diré al Tribunal toda la verdad, sin ocultar nada de lo que sé. Que Dios me ayude, amén.

(La testigo repitió el juramento).

CORONEL SMIRNOV:

P: Dígame, testigo, ¿fue usted interna del Campo de Oswiecim?

R: Sí.

P: ¿Durante qué periodo de tiempo estuvo en el campo de Oswiecim?

R: Del 7 de octubre de 1942 a enero de 1945.

P: ¿Tiene alguna prueba de que fue interna de este campo?

R: Tengo el número que me tatuaron en la mano.

P: ¿Es lo que los internos de Oswiecim llamaban la "tarjeta de visita"?

R: Sí.

P: Dígame, por favor, testigo, ¿fue usted testigo ocular del comportamiento de las SS con los niños?

R: Sí.

P: ¿Puede por favor hablarle al Tribunal de esto?

R: Podría hablar de los niños que nacieron en el campo de concentración, de los niños que llegaban al campo de concentración en los transportes de judíos y que eran llevados directamente al crematorio, así como de los niños que fueron llevados a campos de concentración e internados. Ya en diciembre de 1942, cuando fui a trabajar a unos diez kilómetros de Birkenau....

P: ¡Disculpe! ¿Me permite interrumpirla? ¿Estaba usted entonces en la sección de Birkenau del campo?

R: Sí, estaba en el campo de Birkenau, que es una parte del Campo de Oswiecim y que se llamaba "Oswiecim nº 2".

P: Continúe, por favor.

R: Vi a una mujer en su último mes de gestación. Era evidente

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por su figura. Esta mujer, al igual que el resto, tenía que caminar diez kilómetros hasta el lugar de trabajo, y trabajar allí durante todo el día, pala en mano, cavando trincheras. Se encontraba mal, y le pidió al superintendente alemán, un civil, permiso para descansar. Se lo negó, se rió de ella, y junto a un hombre de las SS, comenzaron a golpearla. Se pasó el día inspeccionando el trabajo que hacía muy cuidadosamente. Esa era la situación de todas las mujeres embarazadas, y sólo durante los últimos minutos previos del parto se les permitía dejar el trabajo. Los recién nacidos, si eran judíos, eran asesinados de inmediato.

P: Disculpe, testigo, ¿qué quiere decir con "asesinados de inmediato"? ¿Cuándo ocurría?

R: Se los quitaban de inmediato a sus madres.

P: ¿Cuando llegaba el tren?

R: No, estoy hablando de los niños nacidos en el campo de concentración. Pocos minutos después de nacer, le quitaban el niño a la madre, que nunca más lo volvía a ver. Pocos días después, la mujer tenía que volver al trabajo. En 1942 no había bloques especiales para niños en el campo. A primeros de 1943, cuando comenzaron a tatuar a los internos, también marcaron a los niños nacidos en el campo de concentración. Les tatuaban el número en una pierna.

P: ¿Por qué en una pierna?

R: Porque eran niños pequeños y el número, de cinco dígitos, no cabía en sus pequeños brazos. Los niños no tenían números especiales, llevaban los mismos números que los adultos, es decir, les daban números dentro de la serie general.

Se llevaba a los niños a un bloque especial, y cada pocas semanas, a veces meses, se los llevaban del campo.

P: ¿A dónde?

R: Nunca pudimos averiguar a dónde se llevaban a estos niños. Se los fueron llevando regularmente mientras existió el campo. O mejor dicho, en 1943 y 1944. El último convoy de niños salió del campo en enero de 1945. No eran sólo niños polacos, ya que como sabrán, en Birkenau había mujeres de toda Europa. Aún hoy no sabemos si estos niños están vivos.

Querría, en nombre de todas las mujeres de Europa que fueron madres en campos de concentración, preguntarle a los alemanes hoy: ¿Dónde están estos niños?

P: Dígame, testigo, ¿vio cómo llevaban a niños a las cámaras de gas?

R: Trabajaba muy cerca del ferrocarril que iba al crematorio. A veces por la mañana pasaba cerca del edificio que los alemanes usaban como letrina, y desde ahí podía ver escondida el tren. Vi a muchos niños entre los judíos que llegaban al campo de concentración. A veces una familia tenía varios niños. El Tribunal probablemente sabe que eran seleccionados delante de los crematorios.

P: ¿La selección la llevaban a cabo médicos?

R: No siempre médicos, a veces hombres de las SS.

P: ¿Y había médicos con ellos?

R: Sí, a veces también médicos. Durante la selección, los judíos más jóvenes y sanos eran llevados al campo, en pequeños números. Las mujeres con niños en brazos o en carritos, o que tenían hijos, eran enviadas al crematorio junto con sus hijos. Los niños eran separados de sus padres delante del crematorio y los llevaban por separado a las cámaras de gas.

Durante la época en la que se estuvo exterminando al mayor número de judíos en las cámaras de gas, se dio orden de arrojar a los niños a los hornos o a las fosas sin asfixiarlos previamente.

P: ¿Qué debemos concluir de eso? ¿Eran arrojados vivos a los hornos, o los mataban por otros medios antes de quemarlos?

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R: Los niños eran arrojados vivos. Se podían oír sus gritos por todo el campo. Es difícil saber cuántos fueron.

P: Sea como sea, ¿había algún motivo para hacer esto? ¿Era porque las cámaras de gas estaban saturadas?

R: Es muy difícil responder a esa pregunta. No sabemos si querían ahorrar gas o si no había espacio en las cámaras de gas.

Añadiré que es imposible determinar el número de niños porque, al igual que los judíos que eran llevados directos al crematorio, no eran registrados, no eran tatuados y habitualmente ni siquieran los contaban. Los internos tratábamos con frecuencia de determinar el número de personas que morían en las cámaras de gas, pero nuestras estimaciones del número de niños ejecutados sólo podrían basarse en el número de carritos de niños que traían a los almacenes. A veces enviaban cientos de estos carritos, pero a veces enviaban miles.

P: ¿En un día?

R: No era siempre igual. Había días en los que las cámaras de gas estaban en funcionamiento desde temprano por la mañana hasta altas horas de la noche.

Querría hablarles también de los niños, también eran numerosos, que fueron internados en campos de concentración.

A principios de 1943 llegaron al campo de concentración niños polacos de Zamoishevna junto con sus padres. A su vez, empezaron a llegar niños rusos de los territorios ocupados por los alemanes. A estos se sumaron niños judíos. También se podían encontrar, en pequeños números, niños italianos en el campo de concentración. Las condiciones para los niños eran igual de malas que las de los adultos, quizás aún peores. Estos niños no recibían paquetes, ya que no había nadie que se los mandara. Los paquetes de la Cruz Roja nunca llegaban a los internos. En 1944 llegó un gran número de niños italianos y franceses al campo de concentración. Todos estos niños sufrían enfermedades de la piel, tenían ganglios inflamados, estaban desnutridos y mal vestidos, con frecuencia no tenían zapatos, y no tenían posibilidad de lavarse.

Durante la rebelión de Varsovia, se trajeron niños capturados en Varsovia al campo de concentración. El más joven de estos niños era un niño de seis años. Los niños eran alojados en barracones especiales. Cuando comenzó la deportación sistemática de internos de Birkenau al interior de Alemania, se usó a estos niños para hacer trabajos pesados. A su vez, llegaron a los campos de concentración los hijos de los judíos húngaros, que tuvieron que trabajar junto con los niños traídos tras la rebelión de Varsovia. Estos niños trabajaban con dos carretillas que tenían que empujar para transportar carbón, chatarra, madera para suelos y otros objetos pesados de un campo a otro. También se dedicaron a desmantelar uno de los barracones durante la liquidación del campo. Estos niños permanecieron en el campo de concentración hasta el final. En enero de 1945 fueron evacuados y tuvieron que caminar hasta Alemania, en condiciones tan difíciles como las del frente, vigilados por las SS, sin comida y caminando unos treinta kilómetros al día.

P: ¿Murieron niños de agotamiento durante esta marcha?

R: No estaba en un grupo donde hubiera niños, ya que conseguí escaparme el segundo día de esta marcha de evacuación.

Querría añadir también unas breves palabras sobre los métodos de desmoralización de las personas internadas en los campos de concentración. Todo lo que tuvimos que sufrir fue resultado de un sistema completo de degradación de seres humanos.

Los vagones de los campos de concentración en los que se transportaba a los internos se habían usado anteriormente para llevar ganado. Cuando el tren estaba a punto de salir, clavaban las puertas con clavos. Los vagones iban atestados de gente. Los guardias de las SS nunca tuvieron en cuenta que los seres humanos tienen necesidades

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fisiológicas. Algunas de estas personas tenían algún cacharro, y con frecuencia tenían que usarlos para estas necesidades.

Trabajé durante un tiempo en el almacén del campo, al que llevaban utensilios de cocina de los internos.

P: ¿Quiere decir que trabajó en el almacén al que llevaban las pertenencias de los asesinados? ¿Le he entendido bien?

R: No, a este almacén sólo llevaban los utensilios de cocina de las personas que llegaban al campo de concentración.

P: ¿Les habían quitado estas cosas?

R: Lo que quiero decir es que en algunos casos los utensilios y cacharros de cocina contenían restos de comida, y en otros casos había excrementos humanos. Cada uno de los trabajadores recibía un barreño con agua y teníamos que fregar un gran número de estos utensilios de cocina durante una mitad del del día. Estos utensilios de cocina, que a veces estaban mal fregados, se daban a personas que acababan de llegar al campo de concentración. Tenían que comer con estos cacharros y sartenes, con lo que era frecuente que tuvieran disentería y otras enfermedades.

EL PRESIDENTE: Coronel Smirnov, no creo que el Tribunal necesite conocer tantos detalles de estos asuntos.

CORONEL SMIRNOV: Se ha llamado a declarar a la testigo con el fin de que describa la actitud de los alemanes hacia los niños en los campos.

EL PRESIDENTE: ¿Puede hacer que se ciña a la parte del testimonio que desea que exponga?

CORONEL SMIRNOV:

P: Dígame, testigo, ¿puede añadir algo más a su descripción de la actitud de los alemanes hacia los niños en el campo? ¿Nos ha narrado ya todos los hechos que conoce sobre esta cuestión?

R: Querría decir que tanto los niños como los adultos eran sometidos a un sistema de desmoralización y degradación a través del hambre. Con frecuencia, el hambre impulsaba a los niños a buscar pieles de patata entre los montones de basura.

P: Dígame, testigo, ¿confirma con su testimonio que a veces el número de carritos de niño que quedaban tras el asesinato de éstos era de un millar al día?

R: Sí, hubo días así.

CORONEL SMIRNOV: Sr. Presidente, no tengo más preguntas que hacerle a la testigo.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere algún fiscal jefe hacer alguna pregunta?

(No hubo respuesta).

¿Quiere algún abogado de la defensa hacer alguna pregunta?

(No hubo respuesta).

Entonces, la testigo puede retirarse.

CORONEL SMIRNOV:

Sr. Presidente, querría comenzar la sección siguiente de mi informe, que habla de la organización por parte de los fascistas alemanes de centros secretos para el exterminio de personas. No se pueden considerar ni siquiera campos de concentración, porque los seres humanos enviados a estos lugares rara vez sobrevivían allí más de diez minutos, o más de dos horas como mucho.

De todos estos terribles centros organizados por los fascistas alemanes querría presentarle al Tribunal pruebas de dos lugares, el centro de Chelmno (Chelmno es un pueblo de Polonia) y el campo de Treblinka. En relación a esto querría pedirle al Tribunal que llame a declarar a un testigo cuyo testimonio es interesante, porque se le puede considerar una persona que volvió "del otro mundo", ya que los propios verdugos alemanes llamaban a la carretera a Treblinka

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"La Carretera del Cielo". Hablo del testigo Rajzman, un ciudadano polaco, y solicito el permiso del Tribunal para traer aquí a este testigo para ser interrogado.

EL PRESIDENTE: Ahora mismo es la una menos cuarto, así que será mejor que este testigo comparezca a las dos. Haremos ahora un descanso.

(Se hizo un receso hasta las 14 horas).


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