[an error occurred while processing this directive] Nuremberg, crimenes de guerra, crimes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
27 de febrero a 11 de marzo de 1946

Sexagésimo Noveno Día: Miércoles, 27 de febrero de 1946
(7 de 9)


[continúa el interrogatorio del REVERENTÍSIMO NICOLAI IVANOVITCH LOMAKIN efectuado por el CORONEL SMIRNOV]

[Página 23]

P: Quizás pueda relatarle al Tribunal lo que usted observó mientras ofició en esta iglesia.

R: En 1941 y a primeros de 1942 fui rector de esta iglesia y fui testigo de ciertas escenas trágicas que querría relatar al Tribunal.

Pocos días después del traicionero ataque a la Unión Soviética perpetrado por la Alemania Hitleriana, fui testigo del rápido incremento de misas de difuntos. Los muertos eran principalmente niños, mujeres y ancianos, víctimas de los traicioneros bombardeos aéreos de la ciudad efectuados por aviadores alemanes, pacíficos ciudadanos de nuestra ciudad.

Antes de la guerra el número de fallecidos oscilaba entre los treinta y los cincuenta al día, pero durante la guerra este número se elevó rápidamente hasta varios centenares al día. Era físicamente imposible poner los cuerpos dentro de la iglesia. Fuera de la iglesia permanecían largas filas de ataúdes con restos de las víctimas, los cuerpos horriblemente mutilados de los ciudadanos de Leningrado, víctimas de bárbaros bombardeos aéreos de la fuerza aérea alemana. Junto al creciente número de misas por los difuntos llevados a la iglesia, creció la práctica de decir réquiems en memoria de aquellos cuyos cuerpos no podían ser traídos a la iglesia por sus familiares o amigos debido a que yacían sepultados bajo las ruinas de las casas destruidas por los alemanes. Cada día la iglesia estaba rodeada de un gran número de ataúdes, cien, doscientos ataúdes, sobre los cuales los sacerdotes pronunciaban los servicios funerarios. Discúlpenme, me resulta difícil hablar de todo esto, ya que como ya sabe el Tribunal, estuve allí durante todo el asedio, y me moría de inanición. Vi los terribles bombardeos aéreos de la fuerza aérea alemana. Sufro trauma de guerra.

En el invierno de 1941-1942, la situación de la asediada Leningrado fue especialmente terrible. Los incesantes bombardeos aéreos de la Luftwaffe, el bombardeo de la ciudad efectuado por la artillería alemana, la ausencia de luz, agua, transporte y canalizaciones en la ciudad, y finalmente, el hambre, como resultado de todo esto, los pacíficos ciudadanos sufrieron privaciones únicas en la Historia de la Humanidad. Realmente fueron héroes que sufrieron por su país, estos pacíficos e inocentes civiles.

Además de todo lo que les acabo de decir, podría describirles otras escenas terribles de las que fui testigo durante el periodo en el que fui rector de la iglesia de este cementerio.

El cementerio era bombardeado con mucha frecuencia por aviones alemanes. Pueden imaginarse

[Página 24]

la escena: personas que han alcanzado el descanso eterno, sus ataúdes, cuerpos, huesos, cráneos, todo esto es arrancado de la tierra y desperdigado, lápidas y cruces esparcidas, y personas que acaban de sufrir la pérdida de sus seres queridos tienen que sufrir una vez más la vista de enormes cráteres hechos por bombas, a veces en el lugar en el que acaban de enterrar a sus familiares o amigos, viendo que ni siquiera los muertos pueden estar en paz.

P: Díganos, testigo, durante el periodo de hambruna, ¿cuánto se incrementó el número de servicios funerarios en esta iglesia?

R: Como ya les he dicho, como resultado de las terribles condiciones impuestas por el asedio, como resultado de los bombardeos aéreos alemanes, y como resultado del bombardeo artillero de la ciudad, el número de servicios funerarios alcanzó una cifra sin precedentes, varios miles al día. Querría relatarle sobre todo al Tribunal los hechos que observé el 7 de febrero de 1942. Un mes antes, agotado por el hambre y el largo camino de mi casa a la iglesia, enfermé. Me sustituyeron dos de mis sacerdotes asistentes. El 7 de febrero, Día del Recuerdo, antes del comienzo de Cuaresma, fui a la iglesia por primera vez desde mi enfermedad. Me quedé completamente anodadado. (NOTA: en la Iglesia Ortodoxa Rusa se dedican varios sábados del año al recuerdo de los difuntos; se les llama 'Sábados de los Padres'). La iglesia estaba rodeada de pilas de cadáveres, algunos incluso bloqueando la entrada. Estas pilas contenían entre treinta y un centenar de cuerpos. Estaban no sólo a la puerta de la iglesia, sino también alrededor de la iglesia. Fui testigo de cómo personas agotadas por el hambre, deseando llevar los cuerpos de sus familiares al cementerio, caían y morían junto a los cuerpos. Fui testigo de escenas así con frecuencia.

P: Testigo, descríbanos el daño sufrido por las iglesias de Leningrado.

R: Señorías, como ya les he dicho, mi trabajo como Deán de estas iglesias era observar cada cierto tiempo la condición de las iglesidas de la ciudad e informar detalladamente al Metropolitano. Éstas fueron mis observaciones personales e impresiones. La Iglesia de la Resurrección del Canal Gribvedor, un monumento muy importante, fue gravemente dañada por la artillería enemiga. Las cúpulas y los tejados fueron perforados por proyectiles, numerosos frescos fueron dañados o destruidos. La Iglesia de la Santísima Trinidad, un memorial histórico ornamentado con bellos frisos que conmemoraban el heroico asedio de la Fortaleza Ismailovski, fue muy dañada por el bombardeo sistemático áereo y artillero de los alemanes. Destruyeron el tejado. Se rompieron todas las esculturas, sólo quedaron unos pocos fragmentos.

P: Testigo, díganos cuántas iglesias fueron destruidas, y cuántas sufrieron daños graves, en Leningrado.

R: La Iglesia del cementerio Serafimov fue destruida por completo por fuego de artillería, pero esta iglesia no sólo recibió impactos de artillería, también le causaron grandes daños con bombardeos aéreos. La Luftwaffe causó grandes daños a numerosas iglesias. Debo mencionar primero de todo dos iglesias que son las que sufrieron más durante el asedio de Leningrado. Para comenzar, la Catedral de San Vladimir, donde por cierto tengo el honor de oficiar actualmente. En 1942, de febrero al 1 de julio, fui rector de esta Catedral, y querría darles a conocer, Señorías, el siguiente incidente, muy interesante pero terrible, que ocurrió la Pascua de 1942.

El sábado de Pascua a las 5 p.m. hora de Moscú la Luftwaffe llevó a cabo un bombardeo masivo sobre la ciudad. A las cinco y media cayeron dos bombas en la sección suroeste de la Catedral de San Vladimir. Los fieles hacían cola en ese momento mientras esperaban para acercarse a la tumba de Nuestro Señor. Querían cumplir con sus deberes religiosos. Vi a unas treinta personas yaciendo heridas cerca del altar. Había otras personas tendidas en diferentes lugares de la iglesia. Yacieron en el suelo durante un tiempo hasta que pudimos proporcionarles ayuda médica. Era una escena de total confusión. La gente

[Página 25]

que no había conseguido entrar en la iglesia trató de correr y esconderse en los refugios antiaéreos, mientras que los que estaban dentro se apretaron aterrorizados contra los muros de la iglesia esperando la muerte. La sacudida causada por la bomba fue tan fuerte que durante un rato hubo una constante caída de cristales rotos, argamasa y piezas de la estructura.

Cuando bajé de una sala del segundo piso, me quedé aturdido por la escena que había ante mi. La gente se arremolinó a mi alrededor, "Padre, ¿está bien? Padre, ¿quién puede entender esto? Nos habían dicho que los alemanes creen en Dios, que aman a Cristo, que no harían daño a los que creen en Dios. ¿Dónde está su fe si pueden actuar de esta manera en Pascua?" Debo añadir que el bombardeo continuó durante toda la noche hasta la mañana de Pascua. Esa noche de amor, esa noche de alegría para todos los cristianos, la noche de Resurrección, fue convertida por los alemanes en una noche de sangre, una noche de destrucción y una noche de sufrimiento para personas inocentes. Pasaron dos o tres días. En la Catedral de San Vladimir, era obvio para mi como rector, y en otras iglesias y cementerios, se empezaron a ver los trágicos resultados del bombardeo de Pascua de la Luftwaffe: los muertos, mujeres, niños y ancianos...

P: Testigo, díganos, ¿visitó también la región de Leningrado?

R: Sí.

EL PRESIDENTE: Coronel Smirnov, si aún queda un tiempo para que acabe su interrogatorio, creo que será mejor que hagamos ahora un descanso de diez minutos.

(Se hizo un receso).

EL PRESIDENTE: Dr. Nelte, ¿puede comunicarle al Tribunal lo que desean hacer con los Generales Westhoff y Wieland?

Dr. NELTE: Respondiendo a la sugerencia del Tribunal sobre cuándo llamar a declarar a los testigos Westhoff y Wieland, querría hacer la siguiente declaración resultante de lo hablado con mis colegas:

En primer lugar, nos abstenemos de llamar a declarar a ambos testigos en esta etapa del proceso, a condición de que la fiscalía también se abstenga de leer las pruebas RF 1450 y URSS 413 en esta etapa del juicio. En segundo lugar, llamaré a declarar al General Westhoff como testigo más adelante, y entiendo por la sugerencia del Tribunal, que se ha autorizado este testigo.

EL PRESIDENTE: Sí, por supuesto.

Sr. Roberts, ¿cree que es posible que Sir David venga aquí en breve?

Sr. ROBERTS: Está ahora en la reunión de Fiscales Jefe, pero puede hacerle venir en un momento si hay alguna cuestión que yo no pueda responder en su nombre.

EL PRESIDENTE: Bueno, creo que quizás sería mejor que estuviera aquí. Tan sólo se trata de la cuestión de si se debería leer el documento.

Sr. ROBERTS: Me dicen que la reunión acaba de terminar. No he oído bien lo que decía Su Señoría.

EL PRESIDENTE: Me refería a la cuestión de si la fiscalía va a leer el documento. El Dr. Nelte, si lo he entendido bien, sugiere que quizás la fiscalía debería renunciar a su derecho a leer el documento.

Sr. ROBERTS: Señoría, hablando en mi nombre, estoy muy seguro de que, por lo que respecta a la Delegación Británica, no deberíamos renunciar a leer ese documento. Lo presentamos, o mejor dicho lo presentaron nuestros colegas rusos, como un asesinato totalmente a sangre fría de hombres valientes, y tenemos un gran interés en leer el documento.

Dr. NELTE: Sr. Presidente, no he planteado como condición que no se presenten los documentos, sólamente que no se haga en esta etapa del proceso.

[Página 26]

EL PRESIDENTE: Sí, pero, verá, la fiscalía quiere que se lea como parte de su caso. Si se pospone hasta que comience su caso, no se leerá como parte del caso de la fiscalía.

Dr. NELTE: Creo que la fiscalía podría presentar los documentos que quiere presentar ahora cuando interrogue al testigo.

EL PRESIDENTE: No podemos traer a Wieland aquí mañana, y el caso de la fiscalía, así lo esperamos, se cerrará mañana, por tanto se debe leer el documento mañana. Después haremos comparecer a los Generales Westhoff y Wieland en el momento que les resulte conveniente a ustedes.

Dr. NELTE: Creo que la fiscalía se ha reservado el derecho a presentar en cualquier momento durante el proceso otros cargos y documentos. Esto viene indicado en la Acusación. Considero por tanto que la fiscalía, sin perjuicio para su caso, podría posponer la presentación de este cargo hasta que haya interrogado a los testigos.

GENERAL RUDENKO: Querría añadir algo a lo que ha dicho mi colega el Sr. Roberts. La cuestión es que el documento presentado al Tribunal fue puesto a nuestra disposición por la Delegación Británica y lo presentamos de acuerdo con el Artículo 21 del Estatuto. Este documento, al ser una prueba irrefutable, es opcional leerlo, de acuerdo con la decisión del Tribunal del 17 de diciembre de 1945.

Si la defensa, como ya dijo Sir David esta mañana, tiene intención de refutar este documento llamando a declarar a testigos, está en su derecho. Eso es lo que quería añadir a las declaraciones del Sr. Roberts.

Sr. ROBERTS: ¿Me permitirá Su Señoría añadir una cosa? El Tribunal ha decidido que este documento es admisible, y ha sido admitido si lo he entendido bien, y por tanto, alego que se debería leer como parte del caso de la fiscalía, o quizás sería también adecuado leerlo después del análisis de las Organizaciones.

EL PRESIDENTE: Bien, sí, veo que Sir David acaba de llegar a la Sala.

Sir David, creo que el Tribunal considera que tan sólo tiene que decidir la fiscalía cuándo quiere presentar este documento, si lo quiere presentar ahora, o, como sugirió el Sr. Roberts, después de las argumentaciones sobre Organizaciones. Son libres de decidirlo. Después, se podrá hacer comparecer a estos dos testigos en un momento posterior, cuando los abogados de los acusados deseen que comparezcan.

Sir DAVID MAXWELL FYFE: Señoría, estoy totalmente de acuerdo con lo que me dicen que ha alegado el Sr. Roberts. Consideramos que se debería presentar este documento como parte del caso de la acusación. Si puede ser de alguna ayuda para los abogados de los acusados, aceptaré de buen grado fijar el momento para después de las Organizaciones. Pero sin lugar a dudas, la lectura del documento debería ser parte del caso de la acusación.

EL PRESIDENTE: El documento se podrá leer por tanto al final del caso de la acusación.

Sir DAVID MAXWELL FYFE: Sí.

Querría pedir disculpas al Tribunal por ausentarme. Tuve que dedicar tiempo a otros asuntos relacionados con el juicio.

EL PRESIDENTE: Muy bien.

Espere un momento.

Así, Dr. Nelte, el Tribunal querría que nos comunicara cuándo desea que se llame a declarar a esos testigos, para que podamos ponernos en contacto con Londres y hacer que traigan aquí al testigo Wieland.

[Página 27]

Dr. NELTE: No puedo decir con exactitud el momento de mi presentación en el que deberían comparecer los testigos, ya que no sé cuándo llegaré al momento de la presentación de testigos. Creo que el Tribunal está en mejor situación para determinar cuándo será mi turno. Durante el interrogatorio de los testigos que se me concedan, interrogaré también a estos testigos.

EL PRESIDENTE: Dr. Nelte, como ya sabrá estos testigos no sólo afectan a su cliente, sino también al acusado Goering y al acusado Kaltenbrunner, y por tanto lo que desea el Tribunal es que usted, tras consultar al Dr. Stahmer y al abogado de Kaltenbrunner, le comunique al Tribunal cuál sería el momento más adecuado para hacer comparecer a esos dos testigos, con el fin de de que haya tiempo para traer aquí a Wieland y para indicar a las autoridades de la prisión cuándo comparecerá Westhoff.

Dr. NELTE: Hemos hablado de eso y acordado que se llame a declarar a los testigos durante mi presentación.

Si he entendido bien a Sir David, hemos acordado que los documentos se presentarán después del caso contra las Organizaciones.

EL PRESIDENTE: Sí.

CORONEL SMIRNOV: ¿Puedo seguir con el interrogatorio, Sr. Presidente?

EL PRESIDENTE: Sí, continúe.

CORONEL SMIRNOV:

P: Tengo una última pregunta que hacerle, testigo. Dígame, cuando salió de la ciudad para recorrer la región e inspeccionar las iglesias, ¿fue testigo usted alguna vez de casos de burlas a la religión y profanación de iglesias?

R: Sí, así es.


[ Anterior | Índice | Siguiente ] [an error occurred while processing this directive]