[an error occurred while processing this directive] Nuremberg, crimenes de guerra, crimes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
27 de febrero a 11 de marzo de 1946

Heptagésimo Octavo Día: Lunes, 11 de marzo de 1946
(5 de 12)


[El Sr. JUEZ JACKSON continúa con su interrogatorio del Mariscal de Campo Milch]

[Página 276]

P: Entonces, ¿él lo sabía?

R: No conocía el asunto. No tenía tiempo para recibirme.

P: ¿Goering no tenía tiempo para recibirle?

R: No, Goering en aquel momento tenía otros muchos asuntos que atender, y no estaba interesado en estas cosas.

P: Así que dejaba esta cuestión para Hitler, que no estaba atareado, si lo he entendido bien. ¿Es así?

R: Hitler estaba interesado en el asunto.

[Página 277]

P: Creo que nos dijo en interrogatorios que Goering no era muy trabajador. ¿Es correcto?

R: No estoy muy dispuesto a responder a esa pregunta.

P: Muy bien, la retiro. Es cierto que no era una pregunta hecha con tacto. ¿Cuándo usted se enteró de que Alemania iba a entrar en una guerra que usted, como oficial informado, consideraba un desastre, presentó su renuncia?

R: ¿Renuncia? ¿De qué?

P: Renuncia de su cargo de oficial. O alguna otra medida de protesta.

R: No, eso era totalmente imposible. Había una orden que lo impedía.

P: ¿Y quién dio esa orden?

R: El propio Hitler.

P: Usted dijo que había experimentado esto en persona.

R: No sólo en mi caso. La orden era general.

P: Usted dijo el viernes que fue su experiencia personal, que usted no pudo renunciar.

R: No, nadie podía renunciar.

P: ¿Lo intentó en algún momento?

R: Solicité con frecuencia ser licenciado en tiempo de paz. Sin embargo, no se aceptó mi renuncia, alegando que no tenía derecho a pedirla, y que se me diría desde arriba cuándo tenía que irme. Durante la guerra nunca pedí ser licenciado, ya que un soldado en tiempo de guerra no podía pedirlo.

P: ¿No mantuvo usted una conversación con Goering sobre retirarse de su cargo, en la que no sólo le prohibió hacerlo, sino que además le dijo que sería inútil simular una enfermedad?

R: Sí. No había posibilidad de plantear esta razón si no se estaba realmente enfermo. Al retirarse de un alto cargo, se había convertido en costumbre en el pasado alegar un problema de salud. Ahora esto ya no era posible.

P: ¿Y le sugirió en esa conversación una manera de irse?

R: No, no me sugirió una manera de irme, lo hice yo.

P: ¿Qué sugirió usted? ¿Qué dijeron al hablar del suicidio? ¿Le dijo Goering que la única forma de escapar era suicidarse?

R: Esa habría sido la única salida.

P: ¿Le dijo eso Goering?

R: No, lo dije yo, no él.

P: Y entiendo que él estaba de acuerdo con usted.

R: No. No le importaba si lo hacía o no.

P: Usted tiene ahí la normativa que según dice se entregaba como información a todos los soldados sobre el Derecho Internacional y sus normas. ¿La tiene aquí esta mañana?

R: La tengo aquí conmigo. La normativa se encuentra en mi libro de servicio, el mismo que el de todos los soldados.

P: Nos dio algo de información sobre eso, pero querría que lo sacara y nos leyera el texto exacto de esas instrucciones o normas que usted dice que reflejan el Derecho Internacional, según tiene usted entendido.

R: ¿Quiere que lo lea ahora en voz alta? La cita...

P: No demasiado rápido.

R: No.

"Diez Mandamientos para la Conducta del Soldado Alemán en Guerra.

1. El soldado alemán lucha caballerosamente por la victoria de su pueblo. La crueldad y la destrucción innecesaria no son dignas de él.

2. El combatiente debe vestir uniforme, o se le debe proporcionar una insignia visible desde buena distancia. Se prohibe luchar vestido de paisano sin esas insignias.

3. No se matará a ningún enemigo que se rinda, ni siquiera a partisanos o espías. Los tribunales administrarán la condena justa.

[Página 278]

4. No se debe maltratar o insultar a los prisioneros de guerra. Se les quitarán armas, planos y notas. Aparte de esto, no se les podrá arrebatar ninguna de sus posesiones.

5. Se prohiben las balas expansivas. No se pueden transformar balas normales en balas expansivas.

6. La Cruz Roja es sagrada. Se debe tratar humanamente a los enemigos heridos. No se causarán dificultades a los sanitarios y sacerdotes en el ejercicio de sus funciones médicas y espirituales.

7. La población civil es sagrada. El soldado no debe saquear ni destruir intencionadamente. Se deben tratar con especial cuidado los monumentos y edificios históricos dedicados al servicio religioso, el arte, la ciencia o la caridad. Sólo se pedirán servicios personales o en especie a la población civil a cambio de una compensación y si lo ordena el oficial superior.

8. No se debe implicar militarmente a territorios neutrales entrando en ellos, sobrevolándolos con aviones, o disparando hacia ellos.

9. Si un soldado alemán es capturado, debe indicar su nombre y rango cuando se le pregunte. Bajo ninguna circunstancia puede decir a qué unidad pertenece, ni hablar sobre la situación militar, política o económica en el lado alemán, ni puede permitirse ser inducido a ello por amenazas o promesas.

10. Cualquier quebrantamiento de estas órdenes durante el servicio activo es susceptible de condena. Se debe informar del quebrantamiento, por parte del enemigo, de las leyes fundamentales listadas en los puntos 1 a 8. Sólo se permitirán las represalias ordenadas por los comandantes superiores".

P: ¿Eso es, según entiende usted, el Derecho Militar conforme al Derecho Internacional que fue promulgado como reglamento de las tropas en campaña?

R: Sí.

P: ¿Y usted consideraba, y era considerado por lo general en el Ejército Alemán, que se ajustaba al Derecho Internacional?

R: No hay soldado que no supiera que estas eran las ordenanzas alemanas, ya que se encontraban en la primera hoja del libro de servicio proporcionado a todos los soldados, y que tenían que llevar consigo. Claro está, los soldados rasos no sabían que eran leyes internacionales.

P: ¿Y los comandantes superiores como usted sí?

R: Así es.

P: ¿Eso representaba lo que usted consideraba e interpretaba que eran sus deberes y obligaciones como hombres honorables en combate?

R: Sí.

P: ¿Participó usted en las acciones de Hermann Goering destinadas a coleccionar tesoros artísticos de Francia y otros territorios ocupados?

R: No.

P: ¿Participó usted en el traslado de población civil para hacer trabajos forzados?

R: No.

P: ¿Sabía que se hacía eso?

R: No sabía que los trabajadores que venían de países extranjeros habían sido deportados. Nos dijeron que habían sido reclutados como voluntarios. En el caso de Francia, sé que hasta cierta fecha, los franceses vinieron voluntariamente, pero pasada esa fecha dejaron de querer venir, y el Gobierno Francés había promulgado directrices para resolver la situación.

P: Entonces, aparte de eso, ¿usted no sabía nada del trabajo forzado en Alemania? ¿Es eso lo que declara?

R: No. Sólo sabía que...

P: Díganos lo que sabía de esto y qué hizo al respecto.

R: Sabía que esas personas habían sido reclutadas y que habían venido voluntariamente. Sabía que muchos de ellos estaban muy contentos, pero a medida que pasó el tiempo y se deterioró la situación militar alemana, comenzó a extenderse el descontento entre estos

[Página 279]

trabajadores extranjeros, aunque según la información que llegó a mis oídos, sólo afectaba a un pequeño grupo. Añadiré que en general, atribuíamos este sentimiento al hecho de que la comida para estas personas no era todo lo que esperaban. Por tanto, diversas organizaciones, con el ministerio de Speer a la cabeza, se esforzaron en mejorar sus condiciones de vida.

P: No ha respondido a mi pregunta. ¿Sabía que se estaba trayendo mano de obra a la fuerza de territorios ocupados y que se les estaba obligando a trabajar en la industria alemana? ¿Lo sabía? Responda sí o no.

R: Sólo sabía que pasado un tiempo, varios franceses fueron obligados a venir por el propio Gobierno francés.

P: ¿Sabía que se obligó a prisioneros de guerra a trabajar en la industria aeronáutica, y que fueron obligados a usar cañones? ¿Lo sabía?

R: Había oído hablar de esto.

P: ¿Y se lo dijeron sus compañeros oficiales?

R: En este momento no sabría decir de quién lo oí. Creo que había un grupo que se llamaba a sí mismo "Voluntarios" (Hilfswillige). Que yo sepa, eran reclutados como voluntarios de entre esos prisioneros de guerra.

P: ¿Y sabía usted, aunque no participara, del plan de confiscación de tesoros artísticos de los países ocupados?

R: No. Nunca supe nada de este plan durante su existencia. Oí hablar por primera vez de él en Nuremberg, a través de algunos de los testigos.

P: Ahora quiero hacerle algunas preguntas sobre ciertas pruebas. Empezaremos con el documento 343-PS, prueba USA 463. Pediré que le muestren esa prueba.

R: Estas cartas están firmadas por mi y escritas en mi papel de carta. Debe haberlas redactado el Inspector Médico. Como dije hace unos días, ya no recuerdo el contenido. Sólo querría decir que las respuestas se redactaron de tal forma que no nos llevaran a nosotros, la Fuerza Aérea, a tener problemas con Herr Himmler. Por ejemplo, nunca leí las declaraciones de los doctores Rascher y Romberg. Las leyó el Inspector Médico. En este asunto actué, por así decir, como cartero entre las SS y nuestro Inspector Médico.

P: Cuando testificó en su interrogatorio, usted no recordaba estas cartas, pero el viernes declaró que hizo algunas modificaciones en una de ellas antes de enviarla. ¿Querría decirnos cuál fue esa modificación?

R: Sí, me entregaron algunas de estas cartas durante mi interrogatorio y fue entonces cuando las recordé por primera vez. Los cambios que hice fueron meramente una cuestión de cortesía en el estilo, en vista del carácter extremadamente susceptible de Herr Himmler. No creo que ninguna de estas dos cartas contenga la modificación. Creo que estaba en otra carta.

P: ¿Fue la otra carta la que fue modificada, la nº 1607?

R: Sí, eso creo.

P: En su interrogatorio dio una razón por la que le trajeron estas cartas para firmarlas en lugar de hacer que las firmaran los jefes de departamento. ¿Recuerda cuál era esa razón?

R: Sí. Tenía la impresión de que el Inspector Médico no quería enviarle su protesta a Himmler porque estaba asustado. Himmler me había escrito a mi porque siempre escribía o al Reichsmarshal o a mi, debido a que no estaba familiarizado con la organización de la Luftwaffe en este ámbito particular. El Inspector Médico no estaba a mis órdenes.

P: Bien, entiendo de su interrogatorio que usted indicó que la razón por la que le trajeron estas cartas para firmarlas es que su departamento temía a Himmler y no quería asumir la responsabilidad de escribirle una carta. ¿Es cierto?

R: Creo que era el Inspector Médico, y no mi departamento, en el que no quería ponerse en una situación difícil con Himmler.

[Página 280]

P: Y creo que también dijo que los funcionarios de ese departamento temían a las SS.

R: Eso es lo que quería decir.

P: ¿Estaban implicados en alguna conducta o acción ilegal contra el Gobierno?

R: Creo que no le he entendido.

P: Esas personas que estaban atemorizadas...

R: ¿Quién? ¿El Departamento de Inspección Médica? No.

P: Que usted sepa, eran funcionarios responsables que hacían su trabajo, ¿verdad?

R: Sí, pero se han de tener en cuenta las cosas que ocurrieron durante la guerra.

P: Eso es exactamente el asunto sobre el quiero que piense y hable. ¿Por qué estas personas, que ejercían sus funciones en un departamento del gobierno, temían a Himmler o temían a las SS? Explíquenos esa situación.

R: No estaban asustados de las SS como tales, sino de la Policía Secreta. No era fácil para ninguno de nosotros. Todos estábamos convencidos de que éramos vigilados constantemente, sin importar nuestro rango. Es probable que no hubiera ni una sola persona que no tuviera abierto un expediente, y muchas personas eran llevadas a juicio como resultado de esos expedientes. Las dificultades que esto causaba no afectaban sólo a estas personas, o a otras personas, o a mi personalmente. Afectaban a todo el mundo, desde abajo hasta el Reichsmarshal, que también se veía afectado.

P: ¿Así que quiere decir que desde el Reichsmarshal hasta el ciudadano más humilde, había temor a Heinrich Himmler y su organización?

R: Bien, el grado de temor puede haber variado. Quizás no era tan grande en los cargos superiores y en los puestos más bajos. Pero las cosas eran mucho más difíciles para los grados intermedios, ya que estaba muy claro que los grados intermedios criticaban todo lo que pasaba, y estas críticas no eran toleradas desde arriba.

P: Entiendo de su testimonio que la reputación de la Gestapo era conocida por todo el mundo en Alemania.

R: Sobre todo en los últimos años de la guerra. No sabría decir hasta qué punto estaba justificado este sentimiento, pero en cualquier caso, el sentimiento estaba ahí.

P: Creo que usted también declaró que algunas autoridades militares superiores presentaron su renuncia. Le remito a las declaraciones del interrogatorio que le hicimos, al hablar de von Fritsch y de Beck. ¿Renunciaron?

R: No, no presentaron su renuncia. Fueron apartados del cargo.

P: ¿Les echaron?

R: Sí. Les dijeron que ya no eran necesarios.


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