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XII: Justificación: conducta de Irving en relación
a los Diarios de Goebbles del Archivo de Moscú


Introducción

12.1 En 1992 Elke Frohlich, la viuda del Profesor Broszat, que editó fragmentos de los diarios de Goebbels, le habló a Irving de la existencia en Moscú de los propios diarios mucho tiempo atrás perdidos. Estaban, dijo, en forma de microfichas grabadas en cientos de placas de cristal. Le sugirió a Irving que podría comprar las placas, dado que no estaban listadas en el inventario del archivo. Aconsejó a Irving sobre cómo conseguir el dinero necesario. Le dio el nombre del director del archivo. Irving le visitó a finales de mayo de 1992.

12.2 El 26 de mayo de 1992 Irving se puso en contacto con el Sunday Times , cuyo editor en aquel tiempo era Andrew Neil, con la idea de llegar a un acuerdo sobre los diarios. Neil expresó serias dudas sobre su autenticidad. (Tenía buenas razones para ser cauto, dado que el Sunday Times  había cometido recientemente el error de publicar unos diarios de Hitler que resultaron ser falsos). Neil, sin embargo, aceptó proporcionar la financión necesaria para una visita preliminar a Moscú de Irving. Viajó allí el 6 de junio de 1992. Fue presentado por un corresponsal del Sunday Times en Moscú, Peter Millar, a Vladimir Tarasov, Director del Departamento de Contactos Internacionales en los Rosarchiv. Irving, tras inspeccionar los diarios, se convenció de su autenticidad. A su vuelta a Londres, Irving llegó a un acuerdo con el Sunday Times por medio del cual el periódico le pagaría 75.000 libras esterlinas a cambio de traducir parte de los diarios. Irving volvió a Moscú el 28 de junio de 1992 y permaneció allí trabajando en los diarios hasta el 4 de julio. Los diarios estaban en 1.600 placas de cristal, teniendo cada una unas 45 páginas de diario.

12.3 En Denying the Holocaust, Lipstadt escribió en una nota al pie:

"Los Archivos Rusos le dieron a Irving permiso para copiar dos placas de microfichas, cada una de ellas con unas cuarenta y cinco páginas de los diarios. Irving no respetó el acuerdo, cogió muchas placas, se las llevó al extranjero, y las hizo copiar sin permiso del archivo. En los círculos de los archivos hay una seria preocupación con respecto a que puede haber dañado mucho las placas al hacer esto, haciendo que investigadores posteriores sólo puedan hacer un uso limitado".

Irving se queja de que en un párrafo Lipstadt le acuse de no respetar un acuerdo con los archivos rusos al coger y copiar muchas placas sin permiso, causándoles un serio daño y haciendo que investigadores posteriores sólo puedan hacer un uso limitado. Los lectores deducirían que es una persona a la que no se le puede permitir el acceso a archivos.

Alegación según la cual Irving no respetó el acuerdo al que llegó con el Archivo de Moscú y estuvo a punto de dañar las placas de vidrio

La alegación según se formula en la exposición del caso según los Demandados

12.4 En su exposición del caso original, los Demandados alegaron que había pruebas para sospechar que Irving se había llevado ciertas microfichas de los diarios de Goebbels del Archivo de Moscú sin permiso. Posteriormente, en su Resumen del Caso, los Demandados revisaron este punto y alegaron que Irving no respetó un acuerdo al que había llegado con el Archivo de Moscú al llevarse (sin permiso) del archivo placas de cristal en las que estaban grabados los diarios; y al hacer copias de esas placas y llevar dos placas a Londres, donde fueron sometidas a estudios periciales. Los Demandados alegan que la conducta de Irving provocó un serio riesgo de daño para las placas, haciendo que investigadores posteriores sólo puedan hacer un uso limitado. Sostienen que la conducta de Irving no fue propia de un historiador respetable.

12.5 En el resumen de su Exposición del Caso los Demandados alegaron que, durante su primera visita a Moscú el 10 y/o el 11 de junio, Irving, actuando sin permiso y sin el conocimiento de Tarasov (ni el de ningún otro funcionario del Rosarchiv) se llevó tres placas de cristal con microfichas, incluyendo las que consideró que eran dos de las placas más importantes, y se las dio a Peter Millar para que se las pasara al fotógrafo de Moscú del Sunday Times , con la idea de que hiciera impresiones ampliadas. Los Demandados alegan que Irving obtuvo las impresiones y que después hizo que estudiaran pericialmente las placas en Londres. Las pruebas se completaron el 2 de julio de 1992, momento en el que otro periodista devolvió las placas a Moscú. Las pruebas que se realizaron en Inglaterra pusieron el peligro las frágiles placas, según los Demandados.

12.6 Los Demandados alegaron además que el 19 de junio de 1992 Irving había pedido permiso a Tarasov para llevarse placas del archivo durante un corto periodo de tiempo para realizar pruebas. Tarasov le dio permiso para que se llevara del archivo dos placas. Según los Demandados, no sabía que ya antes se habían sacado algunas placas. Cuando volvió al archivo de Moscú a finales de junio, Irving se llevó más placas y se las dio al fotógrafo del Sunday Times para que hiciera impresiones.

12.7 Lo grave del caso planteado por los Demandados es que Irving abusó de la confianza de Tarasov y no respetó el acuerdo al que había llegado con él. Alegan también que, al llevarse de forma encubierta las placas de cristal y dárselas a un periodista para que se hicieran pruebas en el extranjero, Irving es culpable de un abuso de confianza aún mayor que puso las placas en peligro de dañarse.

Pruebas en las que se basan los demandados para alegar la ruptura del acuerdo

12.8 Aunque los Demandados habían presentado declaraciones escritas acompañadas de notificaciones según la Ley de Declaración Civil, finalmente, no presentaron ninguna de estas declaraciones en su defensa por justificación. Se basaron en las pruebas dadas por Irving y en su nombre para demostrar su caso.

12.9 En relación a la primera cuestión, principalmente si Irving no respetó un acuerdo con el Archivo de Moscú, el caso según los Demandados, planteado a través de los testimonios de Irving y de Millar obtenidos en el interrogatorio, se puede resumir de esta forma: Irving deseaba obtener acceso a los diarios porque (aparte del dinero y las felicitaciones) quería material para su biografía de Goebbels. Viendo su diario queda claro que en su primera visita a Moscú Tarasov, en nombre del Archivo, le dio acceso al material, para leerlo y quizás para leer algunas páginas.

12.10 El texto del diario de Irving del día siguiente, 10 de junio de 1992, dice: "cojo prestada ilícitamente la microficha que habíamos visto que cubría las semanas anteriores al estallido de la guerra y me la llevo de los Archivos  a la hora de comer para copiarla". Irving escribió que guardó el sobre con las placas de cristal en un escondite antes de volver a entrar en el Archivo. Al final de la tarde, Irving las llevó al fotógrafo del Sunday Times , que imprimió copias para mostrárselas a Neil en Londres. Las placas se devolvieron al archivo a la mañana siguiente. Los Demandados alegan que esto supuso no respetar el acuerdo al que habían llegado Irving y Tarasov.

12.11 El 11 de junio de 1992, de nuevo según el diario de Irving, se llevó de la misma forma otras dos placas del Archivo. Estas placas fueron llevadas por Irving a Munich, donde se dejaron en una caja de seguridad (mientras Irving viajaba a Roma). A su vuelta se las llevó a Londres, donde se examinaron en los laboratorios Pilkington. Un periodista del Sunday Times las llevó de vuelta a Moscú el 2 de julio de 1992, y las devolvió al Archivo al día siguiente. Esto, según los Demandados, fue otra falta de respeto a las condiciones del acuerdo. Irving reconoció que normalmente un historiador obtendría el permiso del Archivo antes de llevarse material. Irving no tenía ese permiso. Lo máximo que permitió Tarasov en un principio fue que Irving leyera las placas, y quizás que las copiara. En la segunda visita Tarasov permitió a Irving llevarse dos placas, pero era para copiarlas. Millar, el periodista del Sunday Times que acompañó a Irving, reconoció en su testimonio que Irving sabía que no podía sacar las placas del Archivo y le expresó a Irving su desaprobación de esta conducta, ya que al hacer esto se podía perder la oportunidad de seguir teniendo acceso a las placas. Irving reconoció que no había obtenido permiso para llevarse las placas a Inglaterra.

Pruebas en las que se basan los demandados para alegar el riesgo de daño a las placas

12.12 El peligro de daño surgió, según los Demandados, de tres formas. En primer lugar, cuando durante la primera visita de Irving se sacaron las placas del archivo, se pusieron en peligro cuando se dejaron en un escondite. Según las pruebas, las placas se dejaron en un descampado durante toda la tarde. Alguien podría habérselas llevado, o podrían haberse estropeado si hubiera llovido.

12.13 Las placas estuvieron además en peligro al ser manipuladas, y en la segunda visita, al ser llevadas a Londres vía Munich y de vuelta. Aun admitiendo que Irving tuviera mucho cuidado, las placas estuvieron en manos de tres empleados del Sunday Times.

12.14 La tercera forma en la que las placas estuvieron en peligro fue durante su estudio en Londres. Se cortó un pequeño fragmento de una placa. Irving no estaba presente durante las pruebas, así que no tuvo oportunidad de asegurarse de que las placas no sufrieran daños.

Alegación de Irving según la cual no se rompió ningún acuerdo

12.15 Según Irving, las placas de cristal en las que estaban grabadas los diarios no eran cuidadas debidamente por los rusos. Estaban en malas condiciones. Los rusos vendían material del Archivo. La principal preocupación de Irving era conseguir acceder a los diarios antes que los alemanes. Si ellos lo conseguían primero, Irving temía que los diarios se desvanecieran durante mucho tiempo.

12.16 Irving puso hincapié (y lo confirmó Millar) en que no hubo ningún acuerdo con los rusos. El 9 de junio de 1992 Millar habló con Tarasov, que telefoneó al conservador del archivo, Bondarev, y le dijo que le permitiera a Irving tener acceso a las placas y trabajar con ellas. El acuerdo fue verbal. Millar declaró que no había restricciones de acceso.

12.17 En la primera ocasión en la que se sacaron placas del Archivo, Irving reconoció que no pidió permiso para hacerlo. No le dijo a los rusos lo que pensaba hacer. Su preocupación era copiar las placas antes de que el Archivo fuera "sellado", es decir, antes de que perdiera acceso a las placas debido a alguna acción de sus competidores alemanes. Irving declaró que sintió que la situación requería medidas desesperadas. Reconoció en el interrogatorio que actuó "ilícitamente" y que se sentía avergonzado de su conducta. Millar desaprobó lo que estaba haciendo porque temía que se viera imposibilitado el acceso futuro a los diarios. Pero no había ningún medio de copiar los diarios en el Archivo. Irving reconoció que podría haber comprendido que las placas no se podían sacar del Archivo. Pero sentía que estaba haciendo un valioso servicio al asegurarse de que los historiadores tendrían a su disposición el contenido de los archivos. No aceptó que hubiera roto ningún acuerdo. Al archivista no le importaba que al llevarse las placas no estuvieran "ni aquí ni allí".

12.18 En la segunda ocasión en la que se llevó placas del Archivo, Irving lo hizo para que se examinaran las placas, ya que su contrato con el Sunday Times lo requería. En esta ocasión pidió permiso a los rusos para llevarse las placas y lo obtuvo. Pero no les habló de su intención de sacarlas del país para analizarlas. De nuevo Irving reconoció en el interrogatorio que había actuado "ilícitamente". Pero dijo que asumió que tenía permiso para "tomar prestadas" las placas. Irving negó no haber respetado el acuerdo.

Negación de Irving de que las placas hubieran estado en peligro de dañarse

12.19 En relación a la primera ocasión en la que se llevó placas del Archivo, Irving declaró que se las llevó a la hora de comer. Dijo que las placas fueron cuidadosamente empaquetadas en plástico y cartón. Las ocultó durante la tarde en un descampado cercano al Instituto. Aparte de eso, no hubo riesgo de daño para las placas. Se devolvieron a la mañana siguiente, después de copiarlas.

12.20 En la segunda ocasión, Irving negó que en algún momento las placas hubieran sufrido algún riesgo. En todo momento en el que las placas estuvieron en movimiento iban debidamente empaquetadas. Se las llevó a Munich, donde las dejó en una caja de seguridad mientras hacía un viaje a Roma. Irving afirmó que estaban en un lugar más seguro que el Archivo. Entonces se las llevó a Inglaterra. Las pruebas no supusieron ningún riesgo de daño. Las placas se devolvieron al Archivo tres semanas después.


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