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Estudio del Contenido de Componentes de Cianuro en los Muros de las Cámaras de Gas de los Antiguos Campos de Concentración de Auschwitz y Birkenau


Introducción

Ya en los primeros años después de la Segunda Guerra Mundial, empezaron a aparecer diversas publicaciones en las que los autores trataron de "limpiar" la imagen del régimen hitleriano y cuestionaron diversas pruebas de sus crueldades. Pero no es  hasta los '50 cuando esta tendencia que podemos denominar "revisionismo histórico" tuvo importancia y empezó a desarrollarse; los que lo apoyan afirman que la Historia de la Segunda Guerra Mundial ha sido falseada para fabricar propaganda antialemana. Según sus teorías el Holocausto nunca existió, es decir, no hubo ningún exterminio masivo de judíos y, en el caso del Campo de Concentración de Auschwitz-Birkenau, dicen que no pudo ser un campo de exterminio - fue un "típico" campo de trabajos forzados y no hubo cámaras de gas en él.

El revisionismo histórico es hoy en día obra de personas de distintos países, que han creado sus propios círculos científicos y publicaciones y que incluso disponen de  medios de comunicación para sus fines. Hasta 1988, los "revisionistas"<1> se dedicaban sobre todo a manipular fuentes históricas o a negar hechos. A partir de entonces, con la aparición del llamado Informe Leuchter <2>, sus tácticas cambiaron. El mencionado Informe, que estudió las ruinas y restos de los crematorios y cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau, ha sido considerado por los revisionistas como una prueba específica que apoya sus afirmaciones y que tiene validez judicial debido a que fue encargado por el tribunal de Toronto (Canadá). F. Leuchter, que vive en Boston, trabajó en el diseño y construcción de cámaras de gas que todavía se usan para ejecutar a condenados a muerte en algunos estados de Estados Unidos. Esto se supone que le da autoridad para asumir el papel de experto con respecto a las cámaras de gas. Así,
Leuchter vino a Polonia el 25 de febrero de 1988 y permaneció aquí durante cinco días, visitando Auschwitz-Birkenau y Majdanek. En su informe, basado en esta inspección, afirma que "no encontró pruebas de que ni una sola de las instalaciones que se dice que fueron cámaras de gas se utilizaran realmente como tales". Más aún, afirma que estas instalaciones "no pudieron ser usadas como cámaras de gas para matar personas" (Punto 4000 del Informe).

Leuchter trató de probar sus conclusiones con la ayuda del análisis químico. Para ello, tomó muestras de fragmentos de material de las ruinas de las cámaras para realizar una análisis en busca de cianuro de hidrógeno, el componente esencial del Zyklon B, usado -según lo declarado por testigos- para gasear a las víctimas. Tomó 30 muestras en total de las cinco estructuras usadas anteriormente como cámaras de gas. En análisis de laboratorio realizados en Estados Unidos, se halló la presencia de iones cianuro en concentraciones de 1,1 a 7,9 mg por kg de material en catorce muestras. También tomó una muestra del edificio de despiojado de Birkenau, que utilizó como "muestra de control", encontrando compuestos de cianuro en una concentración de 1.060 mg por kg de material. Los resultados positivos de los análisis de muestras de las antiguas cámaras de gas son explicados por Leuchter por el hecho de que las instalaciones del campo fueron fumigadas con cianuro de hidrógeno debido a una epidemia de tifus que en realidad tuvo lugar en el campo en 1942.

Una investigación posterior, realizada por G. Rudolf <4>, confirmó las altas concentraciones de compuestos de cianuro en las instalaciones empleadas para desinsectar ropa. Esto puede ser debido a que, al no estar dañadas, estas instalaciones no estuvieron expuestas a la acción de los elementos, en especial la lluvia. Más aún, se sabe que la desinsectación llevaba un tiempo relativamente largo, unas 24 horas para cada pila de ropa (quizás más), mientras que la ejecución con Zyklon B en las cámaras de gas llevaba, de acuerdo con las declaraciones del
comandante de Auschwitz Rudolf Höss <7>y los datos presentados por Sehn <6>, sólo veinte minutos. También debería insistirse en que las ruinas de estas cámaras han estado constantemente expuestas a la acción de la lluvia y se puede estimar, en base a registros meteorológicos, que en los últimos cuarenta y cinco años han recibido un total de precipitaciones de 35 metros.

En nuestra correspondencia con la Gerencia del Museo de Auschwitz de 1989, sin conocer el Informe Leuchter, expresamos nuestras dudas sobre las posibilidades de detectar compuestos de cianuro en las ruinas de las cámaras; sin embargo, nos ofrecimos para llevar a cabo el estudio apropiado. A comienzos de 1990, dos trabajadores del Instituto de Investigación Forense fueron a Auschwitz-Birkenau y tomaron muestras para analizarlas: diez muestras de yeso de la cámara de despiojado
(Bloque nº 3 de Auschwitz), diez muestras de las ruinas de las cámaras de gas y dos muestras de control de los edificios residenciales que no habían estado en contacto con el cianuro de hidrógeno. De las diez muestras de las cámaras de despiojado, siete contenían compuestos de cianuro en concentraciones de 9 a 147 µg de cianuro en forma de cianuro de potasio (que fue utilizado para construir la curva de calibración) y 100 gramos de material. En cuanto a las ruinas, se demostró la presencia de cianuro sólo en la muestra de las ruinas de la cámara del Crematorio II de Birkenau. Ninguna de las muestras de control contenía cianuro.

Cuando se empezó a hablar del Informe Leuchter, consideramos necesario realizar un estudio más detallado del problema aprovechándonos, entre otras publicaciones, del detallado trabajo de J. C. Pressac <5>. En consecuencia, elaboramos planes de investigación más extensos y detallados. Para llevarlos a cabo, la Gerencia del Museo de Auschwitz seleccionó a dos de sus competentes trabajadores, el Dr F. Piper (conservador) y el Sr. W. Smrek (ingeniero) para que se unieran a la comisión, en la que trabajaron con los autores de este documento, que representaban al Instituto de Investigación Forense. Con esta colaboración los trabajadores del Museo nos proporcionaron información exhaustiva sobre las instalaciones a examinar y -con respecto a las ruinas- una topografía detallada de las cámaras de gas objeto del estudio. Así que hicieron posible que tomáramos muestras en los lugares más a cubierto y menos expuestos a la lluvia, incluyendo también en la medida de lo posible fragmentos de la parte superior de las cámaras (el cianuro de hidrógeno es más ligero que el aire) y de los suelos de cemento, que entraron en contacto en altas concentraciones con el gas que se evaporaba del Zyklon B vertido.


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